Hermano, mira a tu izquierda
¡Allí!
Bajo el madero quemado,
bajo nuestro hambre de amor
y de justicia
¡Allí!
Una manzana podrida a medias,
un cadáver inserto de esperanzas,
un trozo de comida
para nuestra madre.
Dámela, hermano menor,
yo la cargaré por ti
aliviándote el suplicio
de la nada que tenemos
y sigamos rebuscando
pedacitos de bondad
para todos.
¡Qué duro se muestra este sol
que azota las miradas
y las vértebras!
Jenín, ya no llores
en mis ojos,
¡Ya no llores por favor!
Oculta el miedo
vertical
allí en tu sombra
que yo pondré el pecho
y mis venas
y toda mi cólera leída
y transhumana
para dar fin a esta
muerte
regalada de enemigos,
de bombas
y de fusiles.
Mi madre tiene hambre.
Permite que mi hermano
le lleve el alimento,
quizá un poco de agua
y de recuerdos felices,
algo de fe en el mañana
y déjale besar
su frente abierta de
pura ira y sufrimiento,
de tanto adiós que no se llama.
Por mí, por él
por nosotros.
Va y regresa, Jenín,
y volverá a poner el pecho y
sus venas
y su frente abierta también
en el costado
y su hambre de amor
y de justicia,
de verbo encarnizado
y dolorido.
Jenín, en tus brazos levantados
ceñida la ira del adiós inconveniente
de la llegada
inesperada y maldita va
del intranquilo rapto
del deseo y de lo ajeno
y no podrá dormir el enemigo
matando y escapando
del adiós
que su llegada
invoca y reproduce.
Porque entre brazos levantados
la firma de la sangre
derramada viene inserta.
¡Jenín!
¡Hoy es el mundo!
¡Mañana toda la vida será!
3 Comentarios en “jenín, hoy es el mundo”
Dios mio!!!!...
Exisitira algo màs perfecto que estas letras???...
Creo que si porque tu siempre me sorprendes!....
Muchisima luz....
Besotes!
muy triste historia. que o quien es Jenin? es una alegoria a Lenin?
Buenísimo, gran poema.
Un saludo.
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